Como no podia ser de otra manera, el dia después nos despertamos con unas agujetas de cojones y nos enteramos que la proxima etapa del Tour salia del mismo pueblo, Bourg d' Oisans hacia Saint-Ettiene, asi que fuimos para ver todo el carnaval que estaba montado.
La masificacion era, otra vez, exagerada, y el pobre Sastre no podia ni avanzar con la bici, del agobio de periodistas y publico al que estuvo sometido.
Decidimos seguir el viaje hacia Italia, bordeando el parque natural de los Ecrins, hasta Briançon.
Por el camino, el paisaje, con toda la fauna, montanas nevadas, lagos y cascadas por todos sitios, era precioso.
Y si en el Llanguadoc fue Adam Freeland y en Avignon Chris Cornell, la banda sonora perfecta para estos lares fue el "Showbiz" de Muse (memorable el momento del madrugon camino del Alpe d'Huez, con su version del "I'm feeling good").
Esa noche, decidimos dormir en un pueblecito a la falda de un 4000, con glaciares en su cima, llamado la Grave-la Meije.
Al dia siguiente llegamos hasta Briançon, una ciudad casi en la frontera entre Francia-Italia (via Torino), envoltado de fuertes de proteccion construidos por Vauban por encargo de Luis XIV, para protegerse de los ataques de los duques de Savoia (todo el conjunto arquitectonico disenado por Vauban y repartido por toda Francia es patrimonio de la humanidad por la Unesco).
Nos instalamos dos dias alli, pero nos cansamos de refugiarnos por todos sitios por culpa de que cada tarde llovia (en el McDonalds y su wi-fi, en el balneario, en el bar de la espanola...)
Al final nos fuimos, pero nos gustaron tanto los Alpes, que en vez de hacia Italia, seguimos bordeando los Ecrins, para llegar al Parque Natural de Queyras.
De camino, tuvimos la agradable sorpresa, de encontrarnos un lago al lado de la carretera, al que decidimos parar a hacer un banito, aprovechando el soleado dia que hacia. Al final el banito se alargo todo el dia (con lo bien que se estaba encima la barquita navegando por el lago :)
En los Queyras, fuimos encontrando mas fortificaciones de Vauban y el paisaje y la naturaleza seguia siendo admirable.
Por todo nuestro camino por los Hautes-Alpes, pudimos disfrutar también de ver como se respetan en estas tierras a los cicilistas, que siempre tienen preferencia, sin sentirse menospreciados ni por automoviles ni por peatones. Es realmente, admirable.
Al dia siguiente, decidimos ir hacia el Col del Agnel-Agnello (segun como se mire), otra cima Touristica, para pasar por fin la frontera a Italia a 3000 metros de altura (bueno, mas bien que la frontera, és una linea pintada en el suelo).
AU REVOIRE FRANCE, CIAO ITALIA!!!!!